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Una marca fuerte: Valor y Posicionamiento

Descubre cómo tener consumidores fieles

Más que un logo o un nombre, una marca es una manera de generar experiencias que comparte la empresa con sus clientes tanto internos (empleados) como externos (consumidores). Ayuda a conseguir relaciones fuertes, creíbles y duraderas. Sin embargo, es indispensable desarrollar una estrategia de negocio, producto y comunicación. 

Vivimos en un mundo saturado de productos, servicios y experiencias. En este entorno, es cada vez más difícil para los consumidores diferenciar entre productos o servicios, y que las marcas puedan sobresalir de entre las demás. Enfrentados a posibilidades de elección infinitas, los consumidores buscan atajos y reafirmaciones rápidas que garanticen que sus elecciones serán las más adecuadas para ellos. Aquí es donde entran las marcas. Una marca es una promesa en torno a su propio compromiso: por ejemplo, BMW ofrece el disfrute en la conducción de sus automóviles; Apple propone innovación en tecnología; IKEA se compromete a dar diseño a bajo precio; y Shifu es Baratísimo promete productos de calidad a un bajo costo. Cuanto más fuerte es la marca, más fácil es reconocer su promesa. 

VALOR DE MARCA 

Cuando entramos en contacto con una marca, interiorizamos su promesa. Así, cuando buscamos un producto o servicio, preferimos aquéllos cuya propuesta se ajusta a nuestra necesidad como consumidor, o bien, nos han dejado claro su valor de marca. ¿Y a qué nos referimos con “valor de marca”? A la percepción que una marca desea obtener del consumidor. El valor de marca se obtiene a través de una experiencia, al momento de la compra. Para conseguir una experiencia satisfactoria de una compra, es de suma importancia que la empresa realice diversas estrategias de mercado, publicidad, y nuevas tendencias, así como un correcto branding, joven y fresco. 

Este último punto es fundamental, ya que se puede definir como el proceso de construcción de la marca. Su finalidad es generar sensaciones asociadas a la identidad visual. Su importancia radica en estos tres aspectos esenciales: 

1. Da una identidad clara a los productos, diferenciándolos de cualquier otra oferta o promoción similar. 

2. Funciona como un indicador de calidad que nos hace recordar una marca, llevándonos a confiar y creer en ella. 

3. Comparte los valores con los que nos identificamos y los asocia a la marca. 

En el branding, esto es importante porque tenemos que hacernos preguntas concisas. Por ejemplo, ¿cómo nos ve nuestro público? o ¿cómo queremos que nos vea? Otra de especial importancia es ¿a dónde queremos llegar? Al cuestionarnos esto, podemos saber qué tipo de estrategia debemos adoptar, marcando con claridad los puntos en que podemos mejorar para llegar a la meta. Y, en este proceso, debemos dar peso a las cualidades de la marca en sí, para que el cliente pueda conocer sus valores y visión. 

De esta manera, dicho ejercicio de construcción de la marca vale para todos los casos: la idea es diferenciarse de las demás y estar siempre presentes en el horizonte de nuestro público. 

Durante la experiencia de compra, se puede captar la percepción (positiva o negativa) que se tiene de la marca. Este será el resultado de la gestión y construcción de la marca o Branding. Se encontrará un valor de marca positivo cuando el producto o servicio haya satisfecho las necesidades y expectativas proyectadas por la marca. Por el contrario, será negativo cuando haya una mala gestión de la marca. Esto podría repercutir en el interés de los consumidores por el producto o servicio. 

El nacimiento de una marca tiene un aspecto sentimental enfocado a crear pertenencia en el público. Su propósito general es fidelizar a los clientes y atraer a usuarios que aún no son consumidores, pero pueden ser clientes potenciales. Es por esto que nunca se debe ignorar este enfoque para que el público sea fiel y sea quien hable de la marca, comparta referencias y motive a otros a que sean parte de la comunidad. 

POSICIONAMIENTO DE MARCA 

Al cubrir estos puntos, lograremos un buen posicionamiento de la marca, pero… ¿qué es este concepto? Por años se ha generado una errónea idea de que Branding y Posicionamiento de marca son sinónimos. No obstante, el primero se enfoca en la visibilidad de una marca vinculado de modo directo al nombre y logotipo de la misma; el segundo es el resultado de este proceso. 

El posicionamiento es un concepto integral que se relaciona con el nivel de las ventas, la cuota de mercado, la frecuencia de uso de los productos o servicios, la valoración positiva de los usuarios y la solidez y el liderazgo en general.

Dentro de estos aspectos, podemos encontrar el reconocimiento de marca, es decir, qué tan conocida es por los consumidores y qué tanto saben de ella. 

A continuación detallamos seis factores de especial importancia para realizar una buena estrategia de posicionamiento de marca: 

1. Descubrir las necesidades y preferencias del consumidor 

Lo ideal es hacer un estudio que permita detectar el nivel de visibilidad y autoridad actual de la empresa. Con ello se trazarán objetivos de progreso, realistas y estratégicos. Para la realización de estos estudios, se pueden usar las redes sociales, a través de encuestas en línea que ayuden a descubrir su comportamiento y preferencias. 

2. Analizar la competencia 

Este punto se refiere a la investigación y rigurosa auditoría respecto a la presencia digital, los beneficios, estrategias de mercado y Branding que ofrecen los competidores. De este modo, la empresa identificará qué hacen, cuál es la percepción de su audiencia, y cuáles son los puntos débiles y fuertes de sus competidores. Con esto podría obtener una ventaja sobre ellos, ya que esto le permitirá mejorar muchos aspectos y destacar para lograr la visibilidad y preferencia entre los usuarios. 

3. Conectar con valores, percepciones y pensamientos 

Todas las empresas cuentan con principios éticos y profesionales que prometen respetar durante su actividad comercial. A los ojos de los consumidores, éstos pueden volverse condicionantes en una decisión de compra. Por lo mismo, es importante escoger correctamente los que van a identificar a la empresa. Como ejemplo, te presentamos algunos de ellos: 

  • Transparencia: es cómo se observa el producto o servicio por dentro y por fuera. Implica ser claros en la descripción de los servicios y no esconder información a los clientes. Las compañías transparentes inspiran confianza en el mercado.
  • Honestidad: la empresa debe estar dispuesta a anteponer la sinceridad por encima de cualquier otra situación. La apuesta por la honestidad genera más beneficio a largo plazo que cerrar acuerdos instantáneos sin ser plenamente sinceros con los clientes. 
  • Coherencia: no incurrir en contradicciones entre lo que se da y lo que se prometió. 
  • Excelencia: el propósito de una empresa debe ser “nunca dejar de mejorar”, siempre innovar y superarse día a día. 
  • Adaptabilidad: adecuarse a nuevos escenarios. Un ejemplo de ello es la pandemia que se suscitó en 2020. Miles de empresas no pudieron adaptarse a la nueva normalidad. Muchas otras buscaron la manera de adaptarse al nuevo mercado estableciendo nuevas estrategias e, incluso, modificaron algunas condiciones para permanecer en la vista de sus consumidores. 
  • Empatía: la empresa debe “ponerse en los zapatos del consumidor” o, mejor dicho, entrar en el pensamiento del público; observar a detalle sus preferencias y necesidades, para entender lo que el público realmente desea. 

4. Conectar con los usuarios a nivel humano 

En el desarrollo comercial de una marca es necesario crear conexiones reales y humanas con los usuarios, a fin de siempre permanecer en la mente de los consumidores como una atractiva y amigable alternativa comercial. No se trata de vender por vender: hay que cautivar al público. Para lograrlo, muchas empresas se pueden valer de historias estratégicamente contadas, las cuales crean conexión con los sentimientos de los usuarios. Un claro ejemplo son los casos de éxito y los relatos de los inicios de la empresa, así como de sus procesos de evolución. La idea es humanizar la marca, darle un rostro y una identidad palpable. 

5. Agregar valor 

En este punto entra el marketing de contenidos, una valiosa alternativa para agregar valor a los procesos comerciales. Esto se da a través de contenidos que informen, eduquen y cautiven a los usuarios, demostrando así que, para la marca, ellos son lo más importante. 

6. Reforzar cualidades diferenciadoras 

Cuando una marca se encuentra bien posicionada se diferencia del resto, pues es reconocible, auténtica y cuenta con valor agregado. Esto significa que ya pasó un duro proceso de crecimiento que le permite destacar entre otras marcas. 

LIC. ALFONSO JOSÉ BARRADAS SAAVEDRA 

Director General de Shifu 

El empresario veracruzano, licenciado en Derecho por la Universidad Villa Rica, es fundador y Director General de SHIFU ES BARATÍSIMO en México. Miembro del consejo de la CANIRAC; mesa directiva 2014-2015. Al ver la aceptación del modelo de negocios y su crecimiento a nivel nacional, decidió expandir su marca internacionalmente. 

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